
La inclusión financiera es un desafío constante en Latinoamérica, donde muchos aún no tienen acceso a servicios financieros que se adapten a sus necesidades. Aplicar principios de la economía del comportamiento puede ser una solución efectiva para rediseñar productos y servicios bancarios que promuevan la educación e inclusión financiera.
En este tercer artículo de nuestra serie, exploraremos cómo implementar estos principios para transformar la experiencia del usuario y mejorar el bienestar financiero de los colaboradores en las empresas.
1. Rediseño de Estados de Cuenta de Tarjetas de Crédito
Un ejemplo práctico de la aplicación de la economía del comportamiento es el rediseño de los estados de cuenta de tarjetas de crédito. Al simplificar la presentación de la información y destacar los datos mínimos necesarios, los clientes pueden comprender mejor su funcionamiento.
Además, se puede adecuar el sistema de puntos para incentivar comportamientos financieros saludables, como ganar millas y puntos no solo por consumir, sino también por pagar a tiempo y realizar pagos por encima del mínimo requerido.
Este enfoque ayuda a los usuarios a manejar sus finanzas de manera más efectiva y responsable.
2. Ahorro en Planes de Pensiones Vinculado al Consumo
Otra estrategia innovadora es vincular el ahorro en planes de pensiones voluntarios con el uso de tarjetas de crédito. Cada vez que un cliente realiza una compra, un 1% del monto puede destinarse automáticamente a su plan de jubilación. Esta estrategia es especialmente efectiva para aquellos con buen historial de pago y niveles de ingreso representativos.
Al implementar una opción de ahorro por defecto, similar a los programas de donación de órganos, se facilita el ahorro para la jubilación, integrándolo en los hábitos de consumo cotidianos y mejorando la seguridad financiera a largo plazo.
3. Plataforma de Recomendaciones Financieras Personalizadas
Con la adopción de Open Finances, podemos imaginar una plataforma que integre todos los productos financieros de una persona y ofrezca recomendaciones personalizadas basadas en su perfil psicométrico, nivel de ingreso y momento de vida.
Por ejemplo, un joven profesional podría recibir sugerencias para productos de ahorro y seguros, mientras que alguien cercano a la jubilación podría obtener recomendaciones para planes de pensiones e inversiones.
Esta integración facilita la gestión financiera y asegura que cada individuo reciba asesoramiento adaptado a sus necesidades específicas, promoviendo una mayor inclusión financiera.
La aplicación de la economía del comportamiento en el rediseño de productos y servicios bancarios ofrece soluciones innovadoras que pueden transformar la inclusión financiera en Latinoamérica.
Implementar estos principios no solo mejora la educación financiera, sino que también promueve un bienestar financiero sostenible a largo plazo.
Sigue atento a nuestros próximos artículos donde continuaremos explorando cómo podemos seguir innovando en el ámbito de la educación financiera.
Referencias
- Kahneman, D. (2011). Thinking, Fast and Slow. Pensar rápido y lento.
- Thaler, R. H., & Sunstein, C. R. (2008). Nudge: Improving Decisions About Health, Wealth, and Happiness. Empujar: Mejorar las decisiones sobre la salud, la riqueza y la felicidad.
- Ariely, D. (2010). Predictably Irrational. Predeciblemente irracional.
- EY-Parthenon. (2021). Behavioral Economics Applied to the Financial Sector. Behavioral Economics Applied to the Financial Sector.